Tras un año de ausencia, el próximo sábado 4 de agosto volverá a Benabarre el Ball dels Salvatges,
una singular representación de origen tardomedieval que se representó
en la villa ribagorzana hasta el primer tercio del pasado siglo XX, que
fue recuperada en 2007 y que desde 2010 tiene carácter bienal.
Lo hace este año, en la que es su octava edición, estrenando el aval de Fiesta de Interés Turístico Regional y manteniendo el apoyo de todos los benabarrenses.
Más de un centenar de vecinos se implican en este proyecto
escenográfico que, con un complejo montaje escénico, ritualiza en forma
de alambicadas danzas y movimientos de los intérpretes una elaborada
metáfora sobre el amor cortés, el instinto y la lujuria.El alcalde benabarrense, Alfredo Sancho, y el director de la representación, Mariano Lasheras, presentaron la edición de 2018 del Ball dels Salvatges, en un acto en el que estuvieron acompañados por Adrián Gimeno, del Instituto Aragonés de la Juventud, que se acercó para conocer de primera mano el desarrollo del campo de voluntariado juvenil Benabarre Salvaje, que tiene como finalidad mejorar aspectos de caracterización y escenografía de los Salvatges en una edición que apuesta por mejorar un montaje ya de por sí muy espectacular.
La puesta en escena este año del Ball dels Salvatges está prevista a partir de las 19.30. Pero ya por la mañana, Benabarre se empapará de ambiente salvaje con la celebración de un taller de títeres alusivos y de un pasacalles.
Mariano Lasheras apunta que, en su actual escenificación, el Ball es único en el continente europeo ya que solo en Benabarre se respeta la tradición con toda su complejidad profundizando más allá de la caracterización de los personajes que se conserva en otros lugares que mantienen vivo el espíritu salvaje. Esta representación fue muy popular en toda Europa desde el siglo XIV y, con distintos matices, aún se conserva en algunas zonas alpinas de Suiza y Alemania y en la localidad española de Béjar.
La rivalidad entre amor cortés y lujuria o la armonía y el caos son algunos de los asuntos que se ponen en escena en esta compleja representación. Están simbolizados en buena medida por el personaje del salvaje, ya utilizado en los clásicos de la literatura y muy presente en toda Europa en el renacimiento. Es lo que se pretenden escenificar con sus danzas y requiebros las damas, caballeros, cazadores y los propios salvajes.
Fuente: HERALDO 30/07/18
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